El fracaso escolar es una de las dificultades más comunes con las que los niños y adolescentes deben de lidiar.

Esta situación suele ser muy compleja ya que los niños que se encuentran al final del trimestre con varias asignaturas suspensas, por lo general, no solo tienen la preocupación del suspender sino que a ello se suma el estigma en clase y los posibles castigos asociados por parte de los padres, además reiterados mensajes acusatorios del motivo de la situación “no te esfuerzas”, “no has estudiado lo suficiente”, “eres un pasota”, etc. Este hecho genera una gran preocupación en los padres, los profesores y el alumno, sintiendo que no sabemos cómo podemos mejorar la situación.

Las causas del fracaso escolar son varias ya que la capacidad para concentrarse es una de las primeras capacidades que se ve afectada cuando se altera el sueño, la alimentación, los horarios, pasamos por situaciones estresantes o simplemente nuevas. Cuando el fracaso escolar ocurre es fundamental no dejarlo pasar y ponerse manos a la obra. Pero… esto no significa “te castigo sin tele hasta que apruebes”, os aseguramos que en el fondo le fastidia más a él o ella que a nosotros. Así que lo mejor es ser un aliado y no tomar una postura acusatoria, ya que solo mermará más esa capacidad. ¿Qué pasa si no lo hacemos? Si no dotamos a los niños de las herramientas necesarias pueden desarrollar una baja autoestima, sensación de incapacidad, frustración y sensación de indefensión entre otros. Por supuesto el fracaso escolar no solo va a tener un impacto en el plano emocional sino en su futuro profesional. Los contenidos académicos están diseñados en función de la edad y el desarrollo, pero suspender no significa necesariamente que exista una incapacidad neurológica para adquirir los conocimientos como hemos comentado es muy probable que esté pasando por una situación complicada y el fracaso en el cole es solo un síntoma.